viernes, 4 de junio de 2010

Academia sin Renta

Academia sin Renta
Por: Jacinto Dávila
Tomado de aporrea.org
http://aporrea.org/educacion/a101736.html
Fecha de publicación: 01/06/10


Estos reclamos reivindicativos son sumamente incómodos. Uno, que escogió conscientemente una carrera de salario acotado con una dedicación exclusiva que prohíbe otro tipo de ingresos, desearía no tener que pensar en su salario. Se nos paga para pensar, así que es bastante pecaminoso que el objeto sea el propio salario. En la práctica, además, siempre ha habido quien se encargue de eso: los gremios. Pero estos se han ido quedando sin voz. Ya no persuaden a nadie y, por todo lo que se puede ver, por buenas razones.
Reclamar más renta es algo que, por otro lado, le tiene que costar mucho a académicos públicos venezolanos que entiendan, aunque sea un poco, la condición rentista de esta República Bolivariana. En este país, en todo momento, hay algún reclamo salarial contra el gobierno que administra la principal renta: la petrolera, la cual, según explican algunos economistas, nunca se corresponde con el esfuerzo o trabajo realizado para obtenerla. Eso convierte a nuestra economía en un sistema endémicamente inflacionario pues hay una motivación constante para pedir más por el trabajo de cada uno (y sus productos) y no hay manera racional alguna para regular esas peticiones y mucho menos para que se auto-regulen. Nadie ha enseñado a hacerlo.

Los rentistas privados tienen la ventaja de que son ellos quienes deciden el precio de sus productos, salvo los regulados claro, que nunca son muchos y en esos casos, sus protocolos de batalla también son muy efectivos (tenemos escasez sistemática de leche, pero nunca de leche condensada, por ejemplo, que producen incluso las empresas socialistas). Pero los rentistas públicos tenemos que esperar a que el gobierno reconsidere nuestro salario.

Los académicos, por si fuera poco, estamos en una posición todavía más delicada para hacer reclamos. Cómo los médicos, nuestro trabajo va dirigido a un sector social muy sensible, quienes, en ninguna circunstancia, deben sufrir las consecuencias de una disputa con el empleador. A diferencia del de los médicos, sin embargo, nuestro trabajo no suele invocar el carácter de urgente.

Que no sea urgente no significa que no sea importante. Pero la verdad es que los profesores podemos irnos de huelga, especialmente de esa variedad degradada de protesta que tenemos en Venezuela: paro con salario, y a nadie le importa. Permitan una explicación del porqué ese paro es una forma degradada de protesta. El gesto de "huelga" es un mensaje que dice: "no podemos con lo que nos ofrecen. Preferimos no ganar nada". Así el empleador, que se supone no quiere que muramos de hambre, se ve presionado a reconsiderar. Pero si estamos cobrando en el intermedio, no hay riesgo inminente y como nadie más se queja, ¿a quien presionamos?.

No podemos presionar a la población. Pero es que tampoco debemos presionarlos. Que los guardianes del conocimiento se rehúsen a hacer su trabajo porque no les pagan bien, es como que los guardianes de la renta petrolera se rehúsen a entregarla si el pueblo no cambia de Presidente. Exactamente lo que hicieron los gerente durante el paro del 2002-2003. Por fortuna, algunos podemos decir que eso no lo aprendieron de nosotros pues unos cuantos de esos “líderes” hicieron sus estudios en el exterior.

Así que el único recurso que nos queda es persuadir al gobierno, administrador de la renta por mandato popular.

Pero, ¿qué piensa el gobierno?

El gobierno bolivariano se ha propuesto acabar con la desigualdad social. Eso significa, con una medida precisa, reducir el coeficiente de Gini [1] de la sociedad Venezolana, cosa que ha venido logrando lentamente [2]. Para ello es necesario, supongo entre otras cosas, “aplastar” la jerarquía de salarios, acercando a quienes ganan menos con quienes ganan más. Hasta donde llegará, nadie dice. Pero parece seguro suponer que un índice de Gini igual a cero es prácticamente imposible, sobre todo mientras haya gente que decide unilateralmente cuanto debe recibir a cambio de su trabajo. Un ojo avizor, por otro lado, nota de inmediato que el Gini “mide” la desigualdad no importa de qué. Desde esa mira es lo mismo redistribuir la riqueza que redistribuir la pobreza.

También está la situación económica global. Todo el planeta está sufriendo el colapso de un sistema capitalista que ha penetrado todas las economías, sean o no capitalistas. Los colegas universitarios españoles, por ejemplo, están sufriendo un recorte del 5% de su salario, de manos de un gobierno que se llama socialista. Parece increíble. Pero está ocurriendo en toda Europa. No ha ocurrido en Venezuela.

Así que ese “afán de Gini” podría explicar mejor que el gobierno no revise los ingresos de quienes ganamos más del salario mínimo. Pero no explica que lo haga con unos servidores públicos y con otros no.

¿Qué especialmente malo tiene la academia para que no se la considere en los ajustes?

Decir que la academia venezolana se ha convertido en una fuerza de oposición es una exageración. Pero es cierto que la mayoría académica no quiere saber nada del Gobierno Bolivariano. También es cierto que esa comunidad, que está pasivamente en contra del gobierno, ha elegido, reiteradamente en los últimos 11 años y con todo derecho democrático, a la misma clase dirigente que sí está abiertamente en contra del gobierno.

Que la mayoría de la academia esté en contra de un gobierno no tiene nada de raro y, probablemente, nada de malo tampoco. Que la academia pública esté diametralmente contra la opinión popular es terrible. Pero que la academia esté equivocada no es raro. Después de todo, somos expertos en muchas cosas, pero en cosas diferentes y realmente hay muy pocos conocedores de Política (incluyendo muchos graduados en el tema), cosa terrible en sí misma desde luego. En este caso, ese círculo vicioso de los opositores pasivos con los activos y su siembra de odio reforzada ha creado una realidad aparte que los lleva a creer, fácilmente, que el apoyo popular del gobierno ha sido una ilusión.

¿Será esa la razón para esa desconsideración contra los académicos?

Uno se ensarta en esas discusiones académicas con colegas que sostienen que toda la idea socialista es contranatura. Que la competencia para todo, como en la selva, es esencial para el progreso y el buen vivir de los humanos (los que sobrevivan, claro). Algunos nos acusan de no querer asumir, por inmadurez, los hechos duros de la vida que establecen que, bueno, la vida es así. Es decir, mutatis mutandis, ellos estarían haciendo exactamente eso de que inculpan al gobierno, sin remordimiento alguno.

Quizás sean ahora los bolivarianos quienes nos exijan un poco de ese realismo (y la bendita madurez) para que podamos entender que la supervivencia de la revolución depende de que se aplaste a los opositores, donde sea y de cualquier manera posible.

Pero uno, sobretodo uno académico, quiere y tiene que seguir defendiendo la utopía. Igualdad para todos significa Igualdad para todos. No “unos más iguales que otros”. Así que uno prefiere seguir creyendo que la Revolución trae bienestar para todos, incluso para los académicos, opositores o no.

El gobierno parece estar aupando la llamada constituyente universitaria sólo para aclarar los números que manejan las universidades. Uno se pregunta el porqué. Tiene razón el gobierno en pedir cuentas claras, pero resulta que el gobierno ya tiene cuentas que tomar en cuenta. Ellos saben que los salarios han estado congelados durante 3 años (4 con este). Con una inflación interanual del 25% en promedio, eso significa que el salario de ahora = salario 2007 * (0.75^3) = 0.42 * Salario 2007. Es decir, si ganábamos BsF 3000 en el 2007, ahora equivale a BsF. 1265,63, un 57% del original. Desde luego, este cálculo no mide exactamente la reducción del poder adquisitivo. Están los Mercales y Pdvales en donde es posible adquirir productos con enormes reducciones. Pero estos esquemas de distribución, además de muy débiles, tienen la terrible inclinación a burocratizarse (noten las colas que siempre se forman frente a cada uno de estos espacios) sin aparente remedio y, sobretodo, sin que el poder popular pueda hacer nada al respecto.

Puede ser que el afán constituyente tenga su razón en una mala noticia. El dinero no alcanza. Permítanse unos cálculos gruesos: La ULA recibió en el 2009 menos de 650 millones de BsF. Un 80% se lo comen los salarios, unos 500 millones BsF. Entre 7000 personas (3000 profesores, pero también hay muchos empleados y obreros) son unos 4 mil BsF. por mes para cada uno. Ciertamente hay una diferencia sin explicar, pero no es suficiente para aumentos compensa-inflación. Pareciera que no hay de donde sacar. El PIB Venezolano en el 2009 fue de unos 300 mil millones de dólares [3]. Un 1% de eso son 3 mil millones de dólares. Al cambio petrolero (4.30 Bsf/dólar) son 12900 millones de bsF. ¿Podrá el gobierno dirigir un 1% del PIB hacia las Universidades? ¿Cuáles serán las 13 universidades favorecidas? ¿Se debe esperar que la ULA, con 40.000 estudiantes, reciba más que la UBV, con 300.000?. ¿Cómo establecer quien merece más (o si merecen lo mismo)?

En el libro “La Mente de Dios”, el escritor Paul Davies se sorprende de que nuestros poderes intelectuales, supuestamente determinados por la evolución, no tengan ninguna conexión con el trabajo científico. Según él, estos cerebros con algunas facilidades para el trabajo académico no significan ninguna ventaja para la supervivencia. Davies se equivoca, desde luego, al no tomar en cuenta las “ventajas sociales”: reconocimiento y respeto de nuestros prójimos por el trabajo generador de conocimiento que hacemos para ellos, lo cual se nos revierte, eventualmente, en salarios “humanamente gratificantes”. Las sociedades que hacen eso reconocen que somos útiles. Sería realmente irónico que un gobierno socialista dejara de reconocerles a los académicos esas ventajas sociales. Y sería además muy estúpido, porque convertiría a muchos (profesores y alumnos) en aquellos salvajes que buscan cualquier otra manera de sobrevivir.

Referencias

[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Coeficiente_de_Gini
[2] El INE reporta un número aquí http://www.ine.gov.ve/pobreza/concentracion_ingreso.asp y otro aquí http://www.ine.gov.ve/pobreza/concentracion_ingreso_entidad.asp
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_de_Venezuela


El autor agradece a los profesores Alejandro Ochoa, Melva Márquez y Virginia Padilla por sus atentos y profundos comentarios y críticas.

jacinto.davila@gmail.com

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